Mateo: el pequeño que se fue al cielo dejando amor en la tierra

El silencio se apoderó del sector Playa Blanca, en el barrio Olaya Herrera. Este martes, familiares, amigos y vecinos despidieron a Mateo, un niño muy querido cuya partida dejó un profundo vacío en la comunidad. El cortejo fúnebre avanzó lentamente, acompañado por lágrimas, abrazos y miradas perdidas que parecían buscar respuestas en medio del dolor.

Sus padres, visiblemente afectados, encabezaron la despedida. A cada paso se sentía el peso de la ausencia, como si el tiempo se hubiera detenido por unos minutos. Nadie lograba comprender por qué la muerte llegó tan temprano a su vida.

Horas antes, durante el velorio, una escena conmovió a todos los presentes. Princesa, la perrita de la familia, permaneció inmóvil bajo el ataúd, como si entendiera que su pequeño compañero ya no volvería. Su mirada reflejaba la tristeza y el desconcierto de quien también sufre una pérdida.

A Mateo, hincha fiel del Real Madrid, le encantaban los animales. En casa quedan tres perros —entre ellos Princesa— y tres gatos que solían acompañarlo en sus juegos y travesuras. Era común verlo correr tras ellos o abrazarlos con ternura; su amor por los animales hablaba de su inocencia y de su gran corazón.

“No entendemos por qué sucedió, pero lo aceptamos porque sabemos que Dios siempre estuvo en todo su proceso. Solo que nos hace y hará mucha falta; es un vacío que nos queda en el corazón”, expresaron sus padres con voz entrecortada.

Mientras tanto, la comunidad de Playa Blanca clama por justicia. Vecinos y allegados se unieron al dolor de la familia y pidieron a las autoridades que se esclarezcan las circunstancias de la muerte del menor. Afirman que su partida no puede quedar impune y que la verdad es la única forma de honrar su memoria.

La despedida de Mateo fue más que un adiós: fue un homenaje a la pureza, al cariño y a la alegría que dejó en cada persona —y en cada ser vivo— que tuvo la fortuna de compartir un momento con él.
Hoy, el nombre de Mateo permanece vivo en su familia, en sus amigos, en su comunidad y en cada huella de amor que dejó en la tierra.

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Un triste adiós