Mientras no se tomen medidas contundentes, seguirán las muertes por piques ilegales

Hoy se lamenta la muerte de tres jóvenes, pero poco se hace por brindar las herramientas necesarias para la práctica segura de este deporte considerado extremo.

Las autoridades prometen controles, pero la realidad demuestra que, sin escenarios adecuados, los motociclistas seguirán arriesgando su vida en las vías públicas.


La tragedia volvió a golpear a la Zona Norte de Cartagena. Tres jóvenes perdieron la vida en un siniestro vial ocurrido durante un pique ilegal ocurrido en la Vía al Mar, en la Zona Norte de Cartagena.

El hecho, que ha causado consternación en la ciudad, reabrió el debate sobre la necesidad de establecer controles más firmes y, sobre todo, de crear espacios seguros para la práctica de este tipo de actividades motorizadas

Según el reporte de las autoridades, en el accidente fallecieron Ubiellys Patricia Giraldo Rojas, de 24 años, quien fue embestida por una motocicleta; Javier Alonso López Julio, de 31 años, quien conducía el vehículo involucrado, Andrés Felipe de Hoyos Leguizamón resultó lesionado de gravedad, pero falleció horas más tarde.

El siniestro ocurrió cuando, según versiones preliminares, los jóvenes participaban o se encontraban en el entorno de un pique ilegal que no contaba con ninguna medida de seguridad ni control logístico.

Un problema repetido

Cada vez que ocurre una tragedia de este tipo, surgen los mismos anuncios: incrementar los controles, patrullar las vías y sancionar a los responsables. Sin embargo, la realidad demuestra que las medidas no han sido suficientes.

Los llamados “piques ilegales” se realizan con frecuencia en diferentes sectores de la ciudad, especialmente en la vía al Mar, donde los motociclistas aprovechan las amplias rectas para probar la velocidad de sus máquinas.

“Estas muertes fueron innecesarias. Pero para evitar nuevos y dolorosos hechos, los distritos, alcaldías y departamentos deben entregar las herramientas necesarias para la práctica de este deporte bajo normas seguras. Ya ha sido reconocido en varias partes del mundo como una disciplina extrema”, señala Andrés Martínez, director de la Red Observatorio Nacional de Veedurias, Constitucionalista, Administrativo y Penalista.

Falta de escenarios y apoyo institucional

Los aficionados a las motocicletas coinciden en que el principal problema radica en la falta de escenarios. En Cartagena, pese al crecimiento del número de motociclistas y clubes, no existe un autódromo o pista oficial donde puedan entrenar o competir de forma segura.

“Esto sucede porque no hay escenarios adecuados. Los pocos que existen en el país son costosos o peligrosos. Tenemos casos muy específicos como el de los ciclistas que tantas glorias le han dado a Colombia. Ellos practican en las vías, poniendo en riesgo sus vidas. Las alcaldías, en lugar de invertir en crear deportistas, los estigmatizan. Pero cuando un piloto triunfa en el exterior, ahí sí lo celebran”, expresó Martinez.

El fenómeno no es exclusivo de Cartagena. En ciudades como Cali, Medellín y Barranquilla se han registrado casos similares, con consecuencias fatales. En todas, el común denominador es la ausencia de políticas claras para canalizar este tipo de pasión hacia el deporte formal.

“Lo que se necesita son escenarios”

“Eso tiene mucho público —dijo el aficionado Julio Duque, más conocido como Gonso—, pero aquí no hay escenarios para realizar ese tipo de deporte y los que organizan estos eventos tampoco manejan una logística adecuada. Lo que se necesita son espacios seguros, como el que existe en la entrada de Barranquilla. Si hubiera uno en Cartagena, se evitarían tragedias y se fomentaría el deporte”.

Una reflexión necesaria

Las muertes de Ubiellys, Javier y Andrés Felipe dejan una lección dolorosa: mientras las autoridades no pasen del discurso a la acción y los jóvenes sigan sin opciones para practicar su pasión con seguridad, los titulares seguirán llenándose de tragedias.

Es momento de que los entes territoriales asuman su responsabilidad y trabajen en proyectos que combinen educación vial, prevención y promoción deportiva, en lugar de limitarse a lamentar las pérdidas después de cada accidente.